Imaginaos un universo en donde no existiese la tercera dimensión, es decir, ni arriba ni abajo, solo se podría ir hacia los lados y hacia adelante y hacia atrás. Imaginad que sois un cuadrado que vivís en este universo plano, hacéis vuestra vida normal, vais al trabajo o a la escuela y un buen día os encontráis con un ser que parece mágico, cambia de tamaño, se mueve rápido como el rayo o ve cosas que tu no puedes ver. Es una esfera y es un visitante de la tercera dimensión, la nuestra. Este es, básicamente, el argumento de una película que se esta a punto de estrenar (se ve que son dos en realidad, lo podéis leer en La Singularidad Desnuda), es una película educativa y contiene una poderosa herramienta científica: la simplificación para poder entender una cosa mas complicada. Así como nosotros entendemos un universo de dos dimensiones y de cómo se sentirían los habitantes de este ante la visita de un ser de tres dimensiones, podemos subir un peldaño e imaginarnos que nosotros somos visitados por un ser de la cuarta dimensión (o por lo menos imaginarnos el concepto de la cuarta dimensión) pues el universo (el nuestro) es cuatrodimensional. Esta formado por una extraña cosa llamada espacio-tiempo y, aunque a nosotros a pequeña escala, nos parece tridimensional, en realidad no es así, solo que no podemos apreciarlo (como al cuadrado le pasa con la esfera).
Luis Barrero 